Creada en 1966 en la ciudad estadounidense de Los Ángeles. Sus fundadores Art y Ernie Brunner, dos hermanos suizos que fueron esquiadores profesionales en su juventud, emigraron a California con el objetivo de hacer realidad su sueño: fundar su propia empresa de calzado.
En un primer momento, K-Swiss nació como una marca destinada y especializada en tenis. Los primeros modelos que lanzaron al mercado estaban hechos de cuero y tuvieron tanto éxito que no tardaron en convertirse en las zapatillas de tenis más solicitadas en toda América.
Su primera gran aparición llegó con el Grand Slam de Wimbledon de 1966. Desde entonces, la firma se ha consolidado como una de las principales referencias en el mundo de los deportes de raqueta, hasta el punto de lanzar su propia gama de zapatillas de pádel, con el escudo de la marca sobre la lengüeta y las cinco emblemáticas rayas que las hacen inconfundibles.
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