Hoy existen soluciones diseñadas para no pasar frío esquiando, y evitar que un buen día de esquí se puede ver arruinado si empezamos a pasar frío en manos y pies.
El cuerpo humano debe estar a una temperatura de entre 36,5ºC y 37ºC. Cuando las temperaturas bajan empezamos a notar el frío en manos y pies. El motivo es que el cuerpo humano protege los órganos internos y se lleva el calor de los órganos periféricos como son las manos, los pies y la cabeza.
Para protegernos del calor buscamos vestirnos con más capas, pero no todas sirven. Por ejemplo, ponernos dos camisetas de algodón no es la solución ya que el algodón no seca la humedad que desprende el cuerpo cuando realizamos ejercicio, y el mejor aislante que existe es el aire. Pero aún tenemos el inconveniente del frío en manos y pies.
Para vestirnos debemos usar tres capas que nos protegerán del frío:
La primera capa es una camiseta térmica que se encargará de absorber la humedad, que desprende el cuerpo, y expulsarla para mantenernos secos.
La segunda capa será una prenda intermedia, que puede ser una chaqueta de plumas o fibra, dependerá de si el cuerpo suda mucho o no, o un forro polar.
La tercera capa es el anorak que nos protegerá del frío, el viento y la nieve.
También, para los más pequeños de la a casa hay conjuntos térmicos de camiseta y pantalón.
No hay nada peor que tener las manos frías esquiando. El guante no calienta por si mismo, ofrece una capa de aire interior que mantiene el calor que se deprende de nuestras manos, por eso es muy importante el guante que elijamos.
Un consejo es usar dos capas, un guante térmico que mantenga el calor y el guante de esquí más grueso y aislante del frio, el viento, la lluvia y la nieve,
Para elegir un guante debemos tener en cuenta el material, cuero o sintético, que tengan un buen aislamiento térmico (Gore-Tex, Strata…), que sean ligeros y resistentes y confortables. Es importante también saber que para evitar la pérdida de calor es muy importante la talla y que tengan cierre con velcro, hebilla o elástico.
Para esquiar es imprescindible usar calcetines térmicos fabricados en tejidos que ayudan a mantener el pies seco y crear una capa de aire caliente entre el pie y la bota.
Si el calcetín térmico no basta, tenemos la opción de usar un calienta pies, nunca debe estar en contacto con la piel directamente, que situaremos en la planta del pie entre el calcetín y la bota o bien usar plantillas calefactables con baterías.
La elección de las botas también es muy importante, y en cualquier tienda Cuylás te asesoran perfectamente de cuál es la talla ideal para tu pie ya que es un punto crítico para no tener frío en los pies.
Además y gracias a los avances tecnológicos hoy ya podemos encontrar botas calefactables como las Salomon X Pro Custom Heat 90 que incorporan baterías en los botines que garantizan calor entre 4 y 18 horas.
También existen radiadores de botas para que durante la noche se sequen bien y por la mañana estén calentitas y confortables, esta alternativa es muy buena para los niños ya que además ayuda a que se puedan poner las botas de forma más cómoda.
El casco, además de ser un componente de seguridad, es un aislante perfecto para proteger la cabeza y las orejas del frío, el viento y la nieve…y nos ayuda a mantener el calor corporal.
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