Expedición y rápel a la cascada más alta del mundo

El Salto del Ángel o Kerepakupai Vená, que es como se conoce en el idioma de la etnia de los Pemones, es la cascada más alta del mundo con una altura de 979 m. Una cascada, 17 veces más alta que las cataratas del Niágara, que se genera en el tepuy (clase de meseta) más alto de Venezuela, el Auyantepuy.

La cascada fue vista por primera vez en 1927 por el explorador Felix Cardona. Diez años después, en 1937, el buscador de oro Jimmie Angel sobrevoló con su avioneta la casada, donde con no mucha suerte, aterrizo en una zona pantanosa. Tras quince días de largas y peligrosas jornadas a pie, llegaron al poblado de Uruyen, a los pies del tepuy. Allí se encontraron con los que a día de hoy, serán nuestros ayudantes y porteadores, los indígenas Pemones.

Nuestra aventura comienza en la capital de Venezuela (Caracas). Desde allí nos dirigimos en coche hasta el puerto Ordaz, donde nos esperan unas antiguas avionetas custodiadas por militares del régimen de Maduro. El vuelo por el Parque nacional de Canaima es espectacular, una sabana de miles de km de selva donde los majestuosos y gigantes tepuyes y el serpenteado río Carrao nos dan una pista de la que será nuestra aventura en los próximos 15 días.

Aterrizamos en los campos de hierba dorada cercanos al poblado de los Pemones, donde rápidamente los niños nos vienen a recibir. La primera noche en nuestras hamacas bajo un limpio cielo de estrellas es increíble. Durante la noche, compartimos momentos mágicos con los nativos y nuestros compañeros de viaje. Al alba comenzamos a organizar todo lo necesario para los próximos quince días. La carga no puede ser muy pesada ya que nos adentramos en una de las selvas más salvajes y vírgenes del planeta.

El trekking está organizado en trece etapas, donde cada noche dormiremos en distintos campamentos improvisados, siempre cerca de lugares con ríos en los que nos podemos refrescar después de las muchas horas a pie.

Lo mágico del lugar más antiguo del planeta y de la conocida cuna del panteón indígena es la biodiversidad que nos encontramos día tras día y campamento tras campamento: sabanas, selvas nubladas, pantanales imposibles de traspasar y terrenos que hacen de este trekking uno de las más duros que se conocen.

Una vez traspasamos la meseta del Auyantepuy de punta a punta, nos encontramos ante una pared de 979 m de altura desde donde se precipita la cascada más alta del mundo: el Kerepakupai Vená, más conocido como Salto Ángel.

Al día siguiente empezamos el descenso en rápel por la gran pared. Un primer rápel volado de más de 50 m nos pone en situación rápidamente. El objetivo es llegar hasta una cueva situada a 600 m de altura en la pared del tepuy paralela a la caída de agua, allí es donde pasaremos la noche.

Sin duda es la noche más espectacular del viaje: noche de estrellas, fuego y la cascada de agua a tan solo 50 m de nosotros.

Al día siguiente iniciamos el último rápel de 400 m hasta los pies de la cascada, donde contemplamos lo conseguido durante los pasados dos días. Atrás quedan kilómetros de selva, pantanales, cientos de metros de cuerda, esfuerzo, trabajo en equipo y vivencias difíciles de plasmar en un papel.

De allí, nos dirigimos hasta isla Ratón, cruzando el río Churun. Nuestra última etapa será en canoa hasta Roraima, donde un hotel y una ducha nos recompensan después de tantos días de aventura.

No sabemos si Jimmie Angel encontró el oro que buscaba en el Tepuy, lo que nosotros tenemos claro, es que cruzar el último lugar del mundo pisado por el hombre ha sido, sin duda, una de las experiencias más increíbles de nuestra vida.