No todas las personas que practican el esquí llevan una mochila para esquiar. Hoy las estaciones tienen instalaciones que cubren todas las necesidades que podamos tener duante un día de esquí.
Pero siempre hay esquiadores inseparables de una mochila para guardar los bocadillos, batería portátil del móvil, barritas energéticas o chocolate o para sentirse más seguro esquiando. Pero ojo: la mochila sí es más que necesaria en la práctica del esquí de montaña (Skimo).
Las mochilas han evolucionado mucho en el mundo del esquí, pero no es lo mismo una mochiila para una competición de unas horas (minimalista) que otra para una travesía de skimo de cuatro días.
Una norma común a todas las disciplinas es que buscamos que el empaquetamiento, guardar las cosas en la mochila, sea rápido.
Un ejemplo de ello son las mochilas que llevan un porta-esquís con sistema rápido de anclaje, apartado especial para poder llevar los crampones y meterlos y sacarlos fácilmente, o un bolsillo externo sencillo y de acceso rápido para poder guardar elementos que nos puedan hacer falta de un momento a otro (como guantes, cortavientos, aporte energético, etc.).
Las mochilas especializadas en Skimo para varios días deberían tener bolsillos especiales para guardar la máscara, una rejilla para poner el casco, compartimentos externos de tamaño suficiente para guardar la pala, ARVA y sonda, etc.
Las pequeñas, de competición, se caracterizan por ser muy ligeras y buscar la máxima comodidad. Hay tamaños para todos los gustos y necesidades: en el mercado se pueden encontrar desde 28 litros hasta 10 litros, con el espacio justo para llevar lo necesario.
Algunas mochilas son convertibles y permiten usarse como chaleco, para escapadas cortas, o unida con cremallera a otra parte se hace una mochila de más tamaño para llevar más cosas.
Los más minimalistas en Skimo siempre pueden apostar por chalecos elásticos ultrafinos con espacio para lo básico en el esquí de montaña: pequeños bolsillos para pala, ARVA y sonda, para cantimplora, para algo de comida, compartimento para guardar las pieles… Ayuda a ir muy ligero.
La mejor manera de acertar a la hora de elegir una mochila para Skimo es poner sobre una mesa todos los objetos que solemos llevarnos en nuestras escapadas y ver el volumen.
Intenta limitar los “por si acasos” pero, obviamente, sin dejar de lado los imprescindibles para garantizar tu seguridad en la montaña (la pala, ARVA y sonda NO son “por si acasos”).
En las estaciones de esquí hay de todo: quienes prefieren moverse libremente sin la carga de una mochila a la espalda y quienes no pueden salir del coche sin su caparazón adherido a la espalda con lo que creen que podrán necesitar durante la jornada de esquí.
Para los segundos, el mejor consejo que podemos darles es que lleven lo justo y necesario porque las estaciones de esquí cuentan con servicios de todo tipo.
Aún así, quienes optan por la mochila deberían aprovechar para llevar crema protectora y algún alimento de energía rápida, como chocolate, frutos secos o barritas energéticas.
Aunque una mochila sea pequeña y lleve poco peso, puede acabar cargándonos la espalda y hacernos muy incómodos los descensos si no son cómodos y ergonómicos, es decir, si no se adaptan a nuestro cuerpo y al esquí.
Lo que primero puede resultar incómodo, puede acabar derivando en dolor de espalda.
Procura, por tanto, elegir una mochila con buenos acolchamientos en la zona lumbar y en las hombreras, no lleves las cintas demasiado apretadas -ajústate las cintas del pecho, que no son de adorno- ni la mochila demasiado alta o demasiado baja. Apuesta por tejidos ligeros.
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